El hombre y /o mujer es un conjunto de cuerpo y espíritu y, por lo tanto tiene necesidades en cada uno de estos niveles.
La necesidad fundamental para sentirnos felices es un sincero amor a nosotras mismas. “Amate y cree en ti misma y amarás y creerás en los demás”.
Como ejemplo, existe un cuento que me encanta y creo es oportuno recordar:
Iba un niño con su papá en un tren. El padre se acomoda en su asiento y se dispone a leer una revista. El niño le interrumpe y le pregunta, Papá, ¿Qué es eso? El papá le contesta diciendo, “Una granja”. Vuelve a su lectura y el niño vuelve a interrumpir preguntando otra cosa. El papá entonces, para que lo dejara leer, recorta en pedazos un mapa del mundo de la revista y se lo da al niño para que se entretenga armando rompecabezas. Al poco rato, el niño le dice que ya terminó. El padre se sorprende de lo rápido que acabó y le pregunta que hizo para lograrlo en tan poco tiempo. El niño le contesta, “Yo no me fije en el mapa, atrás de la hoja estaba la figura de un hombre, armé el hombre y el mundo quedó arreglado”.
Las personas nos preocupamos por juzgar y arreglar lo que está fuera de nosotros, cuando la solución está en que cada persona vea y arregle lo único que le corresponde, que es él mismo. Si todos hiciéramos esto el mundo sería distinto.
Hay que pensar que tenemos la capacidad para elegir nuestra actitud en cada circunstancia y decidir de esta manera nuestro propio camino. Lo que llegamos a ser es lo que tenemos que ser por nosotros mismos. Si nos queremos y nos estimamos y, conocemos nuestras virtudes y defectos, seguramente saldremos adelante.
Somos dueñas de nuestras fantasías, nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestros triunfos y fracasos y errores. Puesto que lo de nosotras nos pertenece a cada una, podemos llegar a conocernos íntimamente, podemos llegar a querernos y sentir amistad hacia todo lo que nos integra, podemos hacer por lo tanto, que todo lo que nos concierne, funcione para nuestros intereses.
Podemos oír, ver, sentir, pensar, decir, hacer. Tenemos los medios para sobrevivir, para acercarnos a los demás, para ser productivas y para lograr darle sentido y orden al mundo que nos rodea, tanto de personas como de cosas. Para cada una de nosotras es válido recordar: “Me pertenezco y así puedo estructurarme”.