La relajación es esencial en este mundo de prisas, urgencias, tareas para ayer y tecnologías de ultima generación. En las que lo último somos nosotros. El cuerpo y la mente permanecen continuamente ocupados, en estado de pre – ocupación incesante.
La relajación implica parar, encontrar un espacio interior para la calma. Aprender relajación es aprender a tener tiempo, es prepararse para llegar a ser capaz de ver las emociones negativas acercarse dispuestas a tomar posesión de mi territorio y apartarse dulcemente dejándolas pasar. Aprender a buscar y decidirnos por la experiencia de emociones positivas, buscarlas, y vivirlas sin miedo.
Relajación es descubrir, y ello implica un deseo resuelto de exploración, no podemos ir muy cargados de equipaje en un proyecto sincero de exploración interior, el viaje seria imposible, es necesario marchar ligeros de cargas, de ideas preconcebidas, de emociones negativas, cerrar los ojos y mirar hacia dentro en busca de la relajación y la calma exige un acercamiento sincero a los ejercicios de relajación, sabiendo que nos ayudará a simplificar nuestra vida.
Nos encontramos en una sociedad que nos impele a acumular, a adquirir, poseer, almacenar, a llevar a cuestas posesiones y conocimientos sin fin, la relajación nos enseña a soltar, a aflojar la tensión que nos atenaza por tanto esfuerzo, por tanta búsqueda de aceptación ajena. La relajación nos enseña a buscar nuestra aceptación y dejar la de los demás a una cierta distancia, nos orienta a liberarnos de los apegos que impiden la paz mental.
No podemos ser felices fuera de nosotros, somos nuestra posesión más preciada y menos valorada, la relajación nos entrega toda una serie de experiencias que nos permiten comprender con total claridad que solo existe un espacio para la felicidad en nuestro interior.
Cuando llevamos un tiempo practicando relajación llegamos a conocer al eslabón perdido entre el animal y el hombre equilibrado, el eslabón perdido somos nosotros en estado de tensión, el estrés nos atenaza, nos oprime y controla, no existe como un ente inmaterial, para ser necesita de un cuerpo que controlar, de un soporte físico para manifestarse y con el tiempo se que puedo llegar a tener la llave y decidir si quiero experimentar ese sufrimiento o prefiero dejarlo pasar. Se que no puedo estar libre de tensión y relajación al mismo tiempo, mi libertad es la libertad de elegir bajo que influencia quiero experimentar la vida, ¿quiero estar sometido a la presión constante del estrés?, ó ¿quiero percibir en mi interior las experiencias que acompañan a la calma y paz interior?.
Somos expertos en dedicar cantidades ingentes de tiempo y energía a aspectos de nuestras vidas que no nos proporcionan más que emociones y experiencias negativas. Es sorprendente lo parcos que somos en dedicar una mínima parte de nuestro tiempo y energía a la tarea de ser felices. Aprendamos pues a reconocer los estados de tensión, y luego dejemos caer esos estados desmesurados de sufrimiento alterado de nuestra conciencia, para poder gozar de la experiencia de la armonía interior.